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El casco de ciclismo es un elemento de seguridad en la bicicleta, junto con las gafas y los guantes. Aunque su uso no es obligatorio en todas partes, si es muy aconsejable y necesario para prevenir lesiones craneales en caso de accidente.
El casco de bicicleta debe ofrecer la máxima ligereza, ventilación y seguridad.
Los cascos de bicicleta tienen una duración máxima de 5 años. Transcurrido este tiempo, los materiales que forman su composición se deterioran perdiendo o reduciendo la capacidad para absorber impactos y comprometiendo, de este modo, la seguridad del usuario. Es por ello que se recomienda renovarlos pasado este tiempo. También es conveniente cambiarlo después de una caída o un golpe, ya que, aunque no parezca estar dañado ni haya agotado su tiempo de uso recomendado, es posible que ya no proteja de forma adecuada porque su capacidad para absorber los golpes podría haberse visto afectada.
Elegir un casco no es sencillo, ya que existen infinidad de modelos con precios distintos. Los cascos para niño se pueden comprar a partir de 14 euros. Para adultos, se puede encontrar un buen casco desde unos 20 euros, aunque algunos cuestan más de 85 euros.
Un precio más alto no es garantía de mayor calidad, así que para elegir un casco se deberían tener en cuenta las siguientes características:
- La seguridad: el precio de un casco viene determinado, sobre todo, en función del material, el peso y la comodidad, pero, en ningún caso, por el nivel de seguridad, ya que todos los cascos del mercado deben estar homologados de acuerdo con la norma europea EN1078.
- La carcasa: los cascos de bicicleta de gama alta están fabricados mediante un proceso In-mold en el que la parte exterior y el poliestireno de la parte interior se unen formando una sola pieza, lo que aumenta la resistencia contra los impactos y mejora la difusión de la energía del choque. Si, por el contrario, la carcasa va pegada con el material interior, existe un mayor riesgo de que se desprenda. Los cascos de una sola pieza son en general más caros, ya que su precio medio supera los 50 euros, mientras que en los modelos pegados el precio medio está en torno a los 35 euros.
- El aspecto exterior: los colores llamativos o las franjas reflectantes contribuyen a una mejor visibilidad.
- El sistema de cierre: los de tipo clic, con dos piezas de plástico que encajan una dentro de otra y se abren oprimiendo los laterales, son el sistema más práctico. Comprueba también su solidez, dando un fuerte tirón para ver si se abre con facilidad. Sea del tipo que sea, debe llevar debajo una pieza acolchada que proteja el mentón del roce con el cierre y evite que se pellizque la piel al abrocharlo.
- Los orificios de ventilación: a simple vista es difícil comprobar su eficacia, pues ésta no depende del número de orificios, sino de su diseño y posición. Algunos llevan una malla que impide la entrada de insectos.
- El acolchado interior: los cascos suelen contar con almohadillas lavables y confortables y, a veces, microperforadas, para una mayor transpiración.
- La visera: puede ponerse y quitarse con facilidad para el sol y las ramas de los árboles. Es muy frecuente en los cascos de MTB de gama media.
La eficacia de un casco depende en gran parte de que vaya bien ajustado en el momento del impacto. Por ello, debe utilizar el sistema de ajuste del contorno. Algunos modelos llevan unas simples almohadillas o una goma elástica. Sin embargo, el ajuste más preciso se consigue con un anillo de plástico (rock-lock) que rodea todo el casco y se ajusta a la medida de la cabeza por medio de una ruedecilla en la parte posterior. Esta pieza de ajuste debe ir unida al casco por medio de unos elementos de plástico flexible.
También es necesario regular la longitud de las correas de manera que el casco no pueda desplazarse, aunque sin llegar a resultar incómodo (comprueba que puedes abrir la boca). Asegúrate de que el sistema de regulación es fácil de usar y de que no necesitas repetir la operación cada vez que te abrochas el casco. Trata de estirar las correas para ver si ceden excesivamente.
El casco se debe colocar en posición horizontal, ni inclinado hacia la nuca ni echado sobre los ojos. Al mover la cabeza con energía, el casco no debe desplazarse de su posición, pero tampoco debe comprimir la cabeza.
Las correas deben rodear las orejas, nunca taparlas. Hay que asegurarse de que el casco no interfiere con el oído ni la visión. Llévalo siempre abrochado, por su propia seguridad y la de las personas que circulan detrás de usted.
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